jueves, 20 de octubre de 2011

Presentación de la serie: "Crónicas pornográficas de tres vecinos en la tierra"

-Me respaldo, sin querer ser prepotente, en la libertad de verso, tema y métrica anunciada. Pues mi propósito oscila en la innovación del trazo que puedo ofrecer.

Algunos dirán que es obsceno, otros, morirán de risa. Ruego disculpas. Crecí en la tierra de este milenio, y me divierten a placer los traumas sufridos cuando vivo.

Crónicas pornográficas de tres vecinos en la tierra
, apareció como el ciclo que deja mancha en mi cabeza. De haberlo meditado, tal vez no me hubiera atrevido a soltar testosterona, encender un cigarro (bendito) y escribir. No puedo decir que me he esforzado, tampoco que la rotura del cuero del sofá (que fue creciendo) es parte de éste antónimo de obra, el cuál tengo intención de vender. En este momento (0:48.59 milésimas) del tiempo diario que puedo salir al patio, o, en el tuyo venidero, el cual me estrujas contra alguna nalga de reflexión, puedo vocalizar la trampa, o estratagema, o los entresijos de la añoranza ad libitum que solemos degustar. Confío no ser el único en flagelarse con restricciones de todo hábitat o religión, comentarios (censura) de mayores a niños, o bromas de niños a ancianos también infantes, como cuando desde la escalera rodaba películas (censura) a mi tío Jimmy, un mando a distancia era suficiente.

De mi, ¿qué puedo contar? Soy un loco feliz, por no decir cuerdo que se enfada con el sueño todas las noches ( ninguno de los dos duerme) Además, anhelo entrar en la universidad para ser refinado, o patentar más experiencias porno, o no, siempre que Dios lo permita o esté erecto. Uso Dios como máscara ante el buen entendedor, y del que me deja cerca un montón de polillas devorando el libro rojo, también de aquél gordito pintoresco que se siente identificado, del perro, del no tan perro pero si, gato con garras, de la prostituta que nunca visité, por no atreverme, y sobre todo ante mi Venus, para que no mal interprete. Pero Crónicas pornográficas de tres vecinos en la tierra no tiene condones para mentir y sí, mucho karaoke.

Seguramente me entierren, o me encierren en la isla del cuento. Y sólo quede una pared con uñas para dialogar. También existe la diminuta y ubicada en años luz, en el espacio posibilidad de no satisfacer el clítoris del crítico por estar inundando de lágrimas el Cuerno de África, todo es posible según a quién molestes. Aunque no creo que sea tal diluvio, un apunte en la agenda del conservador y menos si aún, no ha mirado el diario de su hija, la libreta amarilla del hijo o la cuenta bancaria del cónyuge o por el hueco de la cerradura, si aún los padres no han puesto la llave, y si tiene, las andanzas del perro, que al mío últimamente le noto alterado. Deberé alertarlo, no sea que termine galante en un grupito de eunucos, y es un Beagle, las crías se pueden vender. Otra vez pido perdón, si mi propósito no gusta a la ecologista o a su novia por no haberle puesto chip; en la tierra hay sitio de sobra para todos, no abracemos la alienación ni los temores de contagio, quid pro quo.

También recuerdo mis quince años sin morder la manzana, que gracias a los gays quedó el camino despejado, y pude de una vez con todas. Ya que estoy hablando, no me callo, y agradezco a aquella amiga, la mulata y a su amiga, por enseñarme la Delicadeza que bautizó Carlos Varela. Espantado de morbos, fue hermoso.


Para dejarles a solas con mi poesía, y de paso liar otro cigarro; agradezco a:

-la tripulación de la "Salamandra".

-los indignados de las "Trobadas" (que son los mismos)

-los lectores de mi revista intermitente y también a quién me provoca.

-a mi familia, la cual no pude cambiar a tiempo en el psiquiátrico

y enemigos, incluso esos que no tengo.

-otra vez a Marlen Denis, por conseguir que me implicara (no se si fueron las siestas o la camisa de inmovilización)

- a Silvia Cano, modelo de todos los acrósticos que he imaginado y compañera vital, si he de sudar la ruptura de un tabú.

M. Alejandro Jaén Socorro

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